La historia
Hace más de un año ya que me desvinculé de Aprende Seducción. La causa fue uno de esos milagros que pasan de vez en cuando en estos tiempos de crisis económica:Encontrar trabajo.
Me encontraba saturado de actividades y compromisos sin fin, así que decidí abandonar mis funciones cómo blogger, coaching y dibujante en Aprende Seducción.
Al menos aquí en España es imposible vivir de esto.
Aun así me siguieron llegando consultas de personas interesadas en mejorar sus habilidades en el arte de la seducción. Respondí sin ningún tipo de prejuicio, problema y con todo el placer del mundo. Aun podéis seguir mandándome las consultas que queráis pero primero, lo más justo es que seáis conscientes de mi verdadera situación.
Además
de abandonar este blog en particular y Aprende Seducción en general, también
pausé mis hábitos de seductor habitual. Esto no quiere decir que decidiera
volverme célibe y que dejase de intentar que las chicas que me atrajesen
cayeran en mi red. Creo que es algo innato en mí que no puedo evitar.
Siempre
cuento lo que produjo que mi persona militara en este intrincado mundillo. En abreviados términos, fue la imposibilidad
de conseguir crear una relación prospera y estable con una mujer. Esto me ha aportado
el tiempo y oportunidades suficientes como para poder salir a sargear cuando me viniese en gana durante la gran parte de
mi vida.
El
problema es que interminables fracasos sentimentales te hacen participe en
ocasiones del miedo al sufrimiento.
No es
que nunca haya tenido pareja ( 5 meses es lo máximo que he durado en una
relación los 35 años que llevo en la tierra). Me he visto envuelto en tríos
amorosos (y sexuales), situaciones difíciles de esas que te hacen replantearte
la vida, momentos de frustración y angustiosas épocas de soledad.
Mantener
relaciones no es mi único problema, lo es también el no poder conservar
trabajos durante demasiado tiempo. Os he dicho que encontré trabajo y qué por eso abandoné A.S.
pero es que ese trabajo tan solo me duró un mes.
Por unas
cosas o por otras nunca encuentro una estabilidad material necesaria para poder tener mi
propio hogar y prosperar económicamente.
Al igual
que he tenido tiempo para tener relaciones sexuales con cerca de mil mujeres, también
lo he tenido para aprender a hacer muchas cosas: Soy dibujante, músico, fotógrafo,
cineasta, locutor de radio, programador de software, animador sociocultural,
activista vegano, maquetador, actor, experto en filosofía esotérica, wiccan… y algo
más que me guardo para mí.
Como influye el estancarte
No sé si
fue una decisión propia o una decisión tomada por mi subconsciente pero el caso
es que dejé de poder conectar con ese ánimo del que tanto hablamos aquí. Ese
ánimo que no solo dura el tiempo que estés saliendo a ligar y relacionándote con
gente si no que te acompaña en tu día a día. Esta especie de energía sagrada
cual guiño a “StarWars”, te ayuda a ser más despreocupado, a lidiar con
situaciones difíciles y a ser consciente de cosas que en tu estado habitual no
notas. Te hace más extrovertido y capaz de comunicar lo que sientes de manera más
efectiva.
Lo que importa es cómo te sientes
Aunque
no hayas conseguido aquello que deseabas de ese alguien, el hecho de no haberte
arrastrado, el hecho de haber sido congruente y el de decir todo lo que
querías decir de una manera apropiada, en ti ya se crea la sensación de
haber ganado.
El ánimo
divertido ayuda también con las palabras. Seguro que te pasa: te olvidas de la
palabra que quedaría a la perfección en tu elocuente discurso-mojador-de-braguitas.
O puede que seas víctima de esa inoportuna
enfermedad momentánea llamada inpass que te impide sacar esas
oportunas palabras de tus labios, las cuales eran completamente necesarias para
que no te tomasen por loco.
El ánimo divertido es un
despertar. Despierta cualidades comunicativas con el mundo exterior y te saca
de tu profundo letargo emocional.
Hay
quien dice que solo nos comunicamos con nosotros mismos y que el acto de
conversar con alguien no es más que ser…(¿lo ves? Ya se me ha olvidado la
palabra correcta para que esto me quede súper guay)… Bueno lo que quería decir
es que el otro solo está siendo testigo de una conversación que solo mantienes contigo mismo. Pero si la
información que te dices, llega y produce un proceso intelectual o emocional en
tu interlocutor, entonces habrás cumplido con el objetivo de dicha
comunicación ¿no?
Estos
son simples desvaríos filosóficos que si te inventas como utilizarlos en el día
a día, deberías aprovecharlos. Si no, es imperativo que te olvides de ellos
inmediatamente y que ocupes ese porcentaje cerebral para otras cosas más útiles.
A no ser claro, que seas de esos privilegiados que usan más del 10% de su
retorcida mente.
Y es de
espacio mental de lo que realmente estaba hablando en lo que llevo de entrada.
Lo que me lleva a desvelar el verdadero origen de todo este razonamiento:
Si
dejas la seducción como actividad
primordial en tu día a día, otra cosa ocupará su lugar.
Entonces
tienes tiempo para todo eso que he hecho yo o cualquier otra cosa que te apetezca
hacer medianamente bien. Digo medianamente porque por muchas cualidades innatas
que tengas sobre cualquier tema, a no ser que dediques tiempo y esfuerzo a
ellas, serás como máximo, mediocre.
Seguro
que ya se te ha pasado por la mente el refrán: “Quien mucho abarca poco
aprieta”.
Pero la
seducción no es de esa clase de hobbies. La seducción no es algo a lo que te
puedes aficionar un día y al otro interesarte por los camiones. La seducción es
algo que te va a acompañar el resto de tu vida. Está presente cuando hablas con
el tendero, con el policía que te ha puesto la multa, con tu madre, con tu
gato… La seducción – Al menos la que enseñamos aquí-, es la manera correcta
para ti de relacionarte con tus semejantes.
Digo
para ti porque eres tú el único que tiene que salir satisfecho de sus propias
interacciones.
Por lo tanto
volvemos a donde estaba y afirmo que en una interacción realmente, solo estamos
siendo atestiguados de lo que nos comunicamos a nosotros mismos.
Quizá
ahora te preguntes si hasta el día de hoy has estado juzgando las cosas al
revés.
Pongamos
de ejemplo lo que seguramente te estará re-carcomiendo la conciencia como el
buen samaritano que presumes ser:
Odias a
esa gente que dice que para querer a los demás primero te tienes que querer a
ti mismo. Esta afirmación te resulta tan tremendamente egoísta e hipócrita que
te entran ganas de odiarte a ti mismo hasta la muerte.
Sé que
me salgo un poco de madre pero este pensamiento, según lo que he podido
observar a mí alrededor, es generalizado y va cambiando según la época.
Cuando
no nos funciona el ser egoístas y nuestra consciencia moral nos hunde, elegimos
la opción de anteponer a los demás a nuestras necesidades. Y cuando nos hemos
visto traicionados, vejados y rechazados, volvemos a lo de antes.
¿Y cuál es el punto medio entonces?
Entonces
no me estaba alejando demasiado del tema. Si tienes alguna otra opinión por
favor, hazme participe de ella pero el caso es que cada vez estoy más seguro y
más seguro de que solo debemos pensar en nosotros. Pero no de la manera que
llevamos haciendo hasta ahora.
El escape a toda esta paradoja moral es el saber lo que quieres.
¿Y si
queremos el bolso de esa señora, se lo robaremos porque es lo que queremos?
Pues
piensa:
¿Te sentirás mejor al hacerlo?
¿Forma
parte de tus máximas morales y éticas privar a alguien de algo, solo porque tú
lo quieres?
¿Quieres
que te amen o que te odien?
Aquí no
enseñamos a robar bolsos. Enseñamos a como causar reacción en la gente que nos gusta. A
provocar un deseo hacia nuestra persona al individuo que elijamos.
¿Esto te
suena amoral?
¿Te has
parado a pensar si la gente desea que le gustes?
¿O es que desea odiarte?
¿O es que desea odiarte?
Seguramente
tu respuesta dirá más sobre ti que de los demás.
¿Qué es
mejor para los otros: Amarte u odiarte?
Supongo
que esto variará según tus intenciones hacia ellos.
Estoy
hablando de un momento en particular, una situación, un ahora fugaz en el que
la persona en cuestión por su propia voluntad se cuestiona si quiere seguir
interactuando contigo o no.
Y si, le
podéis dar la vuelta a la tortilla las veces que queráis como me han hecho
infinidad de veces en conversaciones sobre este tema. La verdad es que a todo
el mundo le gusta gustar, todo el mundo quiere tener algún día pareja y a todo
el mundo le gusta follar. Por mucho que digan los curas pederastas de la
iglesia que han interferido en nuestros valores morales durante la friolera de
2000 años.
Lo que esperas, no esperar y ser consciente de lo esperado.
Seducir
o no seducir no es la cuestión. Como todos bien sabemos es, ser o no ser. Y en
el imperativo de ser también entra a colación el hecho de ser tú mismo,
incluidos todos tus deseos e inquietudes.
Por lo
tanto puedo llegar a la conclusión de que cuando no seduces a alguien que te
gusta, no estás siendo tú mismo. Cuando te pones la zancadilla, no pronuncias
bien las palabras, estás tan tenso que pones nervioso a los demás y causas
rechazo… Digamos que no estas siendo tú mismo.
Por eso mi consejo es que nunca dejes la
seducción de lado aun incluso si tienes pareja o estés casado porque nunca
sabes cuando la vas a necesitar.
¿Cómo
conseguir sentirte capaz?
La
manera de sentirte capaz es siendo capaz.
¿Cómo
conseguir no sentirte capaz?
Dejando
de intentar ser capaz.
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